CUESTAN MUCHO Y CUENTAN POCO

 

 

Gerardo Fernández Casanova

En plena discusión del presupuesto de egresos de la federación (PEF) todos quieren jalar la cobija para su lado; siendo tan recortada muchos serán los descobijados, aunque los altos emolumentos de la gran burocracia y del infeliciaje político partidista siguen creciendo, así como el desmedido y muy escondido gasto de propaganda gubernamental, los que cuestan mucho aunque cuentan poco en lo que se refiere a eficacia del servicio público. La propaganda dice: “Lo bueno casi no se cuenta, pero cuenta mucho” haciendo alusión a expresiones de supuestos beneficiarios de algún programa de gobierno. La realidad le responde con varias formas de paráfrasis: “Lo malo casi no se cuenta, se esconde mucho” o “Lo bueno se cuenta mucho, pero cuenta poco”.

 

Partiendo del hecho incontrovertible de que el régimen se sostiene a base de pura propaganda, Peña Nieto debiese exigir mayor eficacia a sus propagandistas (que cuestan muchísimo). Son tan ineptos que no logran levantar la muy caída calificación de su patrón; la más baja que presidente alguno haya registrado en la historia. O, a lo mejor, son muy capaces para hacerlo cuando hay materia que aprovechar, pero en el caso se trata de revivir a un cadáver; los milagros no son su chamba.

 

A algún brillante seso de la propaganda se le ocurrió que, ante la debacle de la invitación a Trump, ayudaría a la imagen presidencial una entrevista con un periodista que lo confrontara con fuerza –desde luego que a valores entendidos- de manera de mostrar a un estadista (con premio anual comprado) capaz de tolerar la crítica y responder con valentía. Así se concertó una extraña entrevista con el ínclito Carlos Marín (Milenio y Televisa) en Alaska durante una escala técnica de vuelo. El tal Marín lo tundió con saña y absoluta falta de respeto, no a Peña, sino a la institución presidencial. Se esperaba una actitud firme y sólida de parte del entrevistado, pero falló: fue un estrepitoso fracaso y, por lo visto, se manipuló para que tuviera poca trascendencia lo que pudo haber sido el escándalo del año; tal vez se deba a que el desprestigio del entrevistador compite con el del entrevistado.

 

Escaldados por la pésima experiencia, el cuartel (o cartel) de los propagandistas optó por una batería de entrevistas muy comedidas con los conductores de los principales medios electrónicos, con los que EPN ha sostenido su cantaleta del país soñado. No, pues tampoco, la calificación continúa con su tendencia a la ya bajísima; el cadáver no levanta.

 

Toda la enorme inversión en propaganda, las toneladas de papel gastado y los intentos de cooptación a los padres, no han podido superar la explosión social generada por la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa. Al cumplirse dos años del aciago suceso, el reclamo nacional e internacional contra EPN sube constantemente de volumen y de importancia. Marchas de protesta en todo el país y también en el extranjero con la exigencia de justicia. La gente se pregunta qué tanto tienen que ocultar para seguir insistiendo en el engaño; no puede ser que se trate de un asunto de incapacidad institucional, sólo cabe la muy fundada sospecha de que algo muy pesado los obliga a mentir.

 

Visto el caso desde otro ángulo, la verdad es que el crimen de Ayotzinapa se convirtió en la gota que derramó el vaso. Entre acciones criminales perfectamente instrumentadas y errores garrafales de la dizque procuración de justicia, la carga de agravios sobre la población es ya insoportable. Agréguese el tema de la represión a la disidencia magisterial, el del encarecimiento de la subsistencia, el de los despidos en la industria y de la apabullante corrupción, entre muchas otras perlas, y se podrá comprender el significado de un estado fallido, incapaz ya no de garantizar el bienestar sino de brindar un mínimo de seguridad y de justicia.

 

El país entero reclama por una verdadera regeneración. Es urgente recuperar la dignidad ciudadana y la soberanía popular. No es posible seguir comulgando con las ruedas de molino que nos vende la propaganda oficial. Es hora de despertar y actuar con patriotismo. Es por México.

 

gerdez777@gmail.com

 

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