Estaríamos mejor sin López Obrador

 

 

Por Jorge Ikeda

Gabriel Zaid decía que en México lo público era privado y lo privado, público. Era la época del presidencialismo mexicano cuando los medios estaban cooptados y no se conocía la verdad. En las elecciones de 1988, Manuel J. Clouthier boicoteó el noticiero “24 horas” porque ocultaba la verdad.

En el México de hoy, nadie sabe a ciencia cierta por qué no hay gasolina. Algo que tendría que ser público, es totalmente privado. El gobierno alega que es por una estrategia en contra del llamado “huachicoleo” o robo de combustibles. En realidad, México está pagando los costos de la curva de aprendizaje o mejor dicho; la ineptitud de los nuevos gobernantes. Aunque también esta crisis tiene un hedor a una idea de viejo cuño conocida como “soberanía energética”.

El 12 de noviembre de 2018, Mario Maldonado publica una nota en el diario El Universal encabezada “AMLO estuvo a punto de iniciar su sexenio en crisis” en la que narra cómo Rocío Nahle Y Octavio Romero, ahora la Secretaria de Energía y el Director de PEMEX, se apersonaron en las oficinas de la paraestatal para tratar de cancelar una compra por 1.4 millones de barriles de petróleo ligero Bakken a la estadounidense Phillips 66. De acuerdo con esta nota del diario El Universal, las refinerías estaban trabajando a un 24 a 33 por ciento de su capacidad por la falta de crudo ligero.

El 9 de enero de 2018, Sergio Negrete Cárdenas y otros usuarios de Twitter reportaban la cantidad de barcos cargados con combustible que estaban esperando turno para descargar en Tuxpan y Coatzacoalcos. Al día siguiente, de acuerdo con esta nota de Eje Central, la Secretaria de Energía, Rocío Nahle García, descartaba que hubiera atasco de buques petroleros en el Golfo.

Proceso cita al diario The Wall Street Journal para informar que México compró 33% menos gasolina en enero comparado con diciembre y 45% menos comparado con el mes de enero anterior.

El cierre de ductos explicaría la escasez de gasolinas en el bajío, pero no en el centro del país. Ello quiere decir que la crisis de desabastecimiento tiene muchos factores que no sólo se explican por la lucha frontal contra el robo de combustibles. La razón más plausible es la ineptitud del nuevo gobierno.

Detrás de la arcaica idea de la soberanía nacional, prevalece la noción de que la privatización afecta la soberanía nacional porque debilita el control de la producción de los hidrocarburos. El nuevo gobierno quiso establecer un control férreo de los hidrocarburos que imposibilitó su distribución. Ahora el gobierno alega que no hay desabastecimiento, sino problemas de distribución. Efectivamente, hay gasolina menos en dos lugares a saber; en los tanques de los vehículos y en las estaciones de servicio.

De acuerdo con Arlene Ramírez Uresti, aunque el gobierno alegue que no hay escasez, las escenas de compras de pánico ponen en tela de juicio esta afirmación. El comportamiento de los consumidores demuestra la nula credibilidad que tiene el gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador.

Para mitigar esta situación, el gobierno ha aceptado una mayor participación de la iniciativa privada en la distribución de gasolinas. De acuerdo con esta nota de Noticieros Televisa, PEMEX ha aceptado la ayuda de la la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga, para transportar combustible a las estaciones de servicio a pesar del monopolio del Sindicato en la distribución de la llamada “última milla”.

Entonces el gobierno claudicará su pretensión de establecer un control férreo sobre la distribución de los combustibles a una más permisiva de laissez faire, laissez passer, en la que no va a saber qué combustibles son legales y cuáles son robados, a pesar de mantener algunos ductos cerrados. Nadie tendría que saber los esquemas de distribución de PEMEX o la cantidad de kilómetros de ductos que atraviesan el país, o cuáles están abiertos y cuáles permanecen cerrados, pero la necesidad de entender la crisis de abastecimiento nos va a volver expertos a todos.

 

 

Sobre Jorge Ikeda 68 artículos
Jorge Ikeda es licenciado en relaciones internacionales por el ITAM, licenciado en derecho por la UNAM, ingeniero en desarrollo de software por la UNAD, maestro en ciencias políticas y sociales por el CIDHEM y doctor en derecho también por el CIDHEM. Es profesor de asignatura en la Universidad La Salle Cuernavaca, A.C.

Sé el primero en comentar

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*