Humillando al Ejército  

 

 

Por Iván Ureña

 

Para los mexicanos, la institución más confiable es el Ejército. Por eso, cuando los otros cuerpos de seguridad se vieron rebasados por el crimen organizado, las autoridades han recurrido a ésta como última opción. Y aunque en su campaña, tanto Peña Nieto como Andrés Manuel, dijeron que lo retirarían de esas funciones, pero ante la debilidad de las otras instituciones y el pedir ciudadano: si se llevan al Ejército, nos van a dejar a merced de los criminales. Ambos políticos no tuvieron más opción que tragarse sus frases de campaña.

 

El mantra de AMLO: “No debemos reprimir

Es innegable, que Andrés Manuel, tiene sobrada experiencia confrontando a la autoridad: las tomas de los pozos petroleros en Tabasco, la marcha a la CDMX y el plantón en Reforma. Pero se confunde, las protestas que él encabezaba, con razón o sin ella, tenían un fin político, no eran un grupo de criminales defendiendo su derechos a delinquir. Evidentemente, bajo ese contexto, tiene sentido el que la autoridad no reprima a los quejosos.

 

Pero muy diferente, es lo que sucedió El domingo 13 de enero en Santa Ana Ahuehuepan, hubo un efrentamiento entre la policía militar y los huachicoleros: murió un huachicolero y otro más resultó herido. En venganza, la organización criminal, azuzó a sus integrantes contra los militares, para luego golpearlos, secuestrarlos y amenazar con quemarlos vivos. Se llegó a un acuerdo: ningún huachicolero sería detenido; en cambio el militar que sí se comprometió a combatir el robo de combustible, que estuvo dispuesto a poner su vida en peligro con tal evitar el robo de combustible, fue puesto a disposición del Ministerio Público, por exigencia de los criminales, aunque se encontraba golpeado y sangrando.

 

 

En la mañanera del 14 de enero se le preguntó al presidente “ayer surgió una versión en cuanto a un supuesto enfrentamiento entre huachicoleros e integrantes del Ejército en Tula” y respondió “la instrucción que se tiene es no confrontar con la población”  tanto el reportero como los medios de comunicación se refirieron a los criminales como huachicoleros, AMLO prefirió llamarlos población.

 

El resultado no se hizo esperar, cinco días después llegó Tlahuelilpan. Los hauchicoleros sabían que no se les enfrentaría y empezaron a robar sin el mínimo rubor, incluso, ya envalentonados, empezaron a retar y agredir a los militares, que no actuaron: sobrevino la tragedia, 137 muertos.

 

 

 

La Huacana, Michoacán

En el corazón de Tierra Caliente, donde los criminales son amos y señores, el domingo 26 de mayo, una célula al servicio de Miguel Ángel Gallegos Godoy, El Migueladas, comandada por Gaudencio Lozano Barriga, ‘El Gaudi’; Bulmaro Arzate Fierro ‘El Guma’ y Maricruz Ramírez, ‘La Marysometieron a 14 efectivos del Ejército.

 

Las fotos, obtenidas del video, son más que elocuentes.

 

 

El Guma, arrastrando al militar.

 

Para momentos después desarmarlo, mientras los otros lo someten.

por su parte  La Mary insulta y amenazado al que tiene enfrente.

 

Primero desarman al militar.
Para luego golpearlo ante la cara atemorizada de su compañero.
Mientras a otro le flexiona la muñeca con la clara intención de causarle dolor.

 

 

Una vez sometidos, desarmados, golpeados y en calidad de secuestrados, los militares son obligados a comunicarse con sus superiores para ser intercambiados por armamento.

 

Sorpresivamente el presidente invitó a esos militares vejados para felicitarlos:

 

La autoridad reconoció que se tomó la decisión de someterse a las exigencias de los criminales. Regresaron el armamento al grupo asociado a Migueladas, quien trabaja con el Cártel Jalisco Nueva Generación.

 

Migueladas, no es uno más , este capo formó parte de la Familia Michoacana para después convertirse en una de las cabezas de Los Caballeros Templarios, y luego desvincularse, formando un grupo de autodefensas que están a su servicio y protegen su organización criminal encargada de producir drogas sintéticas.

 

AMLO no puede reclamarles a los militares, porque él mantiene como un mantra intocable, “el Ejército no reprimirá”, “hay que evitar confrontaciones con el pueblo”, pero se está equivocando, igual que en el caso de Santa Ana Ahuehuepan; en la Huacana no estamos ante gente inocente, si no ante células al servicio de uno de los criminales más temidos de Michoacán. Haber accedido a las peticiones de este grupo criminal y adicionalmente, a los elementos vejados y humillados felicitarlos públicamente por no haber actuado, según porque “se evitó pérdida de vidas de gente inocente”, es no entender el problema de la criminalidad, no está ante líderes políticos: está ante criminales desalmados.

 

Lo peor de todo, al Ejército, nuestra institución más aceptada, se le está perdiendo el respeto y los criminales ya le tomaron la medida: ahora, sólo es cuestión de tiempo, para que los delincuentes vuelvan a humillar. Si así va a ser todo el sexenio, por el bien de todos, incluyendo al Ejército, mejor hay que regresarlo a los cuarteles y evitar que los bandoleros abusen de esta institución, ante la indignación de millones de mexicanos: excepto del presidente, su círculo más cercano y sus más fervientes seguidores, que no saben distinguir entre una causa política de un interés criminal.

 

 

ivanure@hotmail.com

 

 

Sobre Iván Ureña 301 artículos
Premio Nacional de Periodismo 2017. Premio Estatal de Periodismo Morelos 2012, empresario y maestro en Economía por el ITAM. Funcionario en Banobras, Hacienda y Secofi.

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