Las inútiles reuniones de los lunes en la Zona Militar

La primera reunión de la Coordinación Morelos

Las inútiles reuniones de los lunes en la Zona Militar
Por Jesús Castillo García
Uno de los anuncios más espectaculares de Graco Ramírez Garrido Abreu el día que tomó posesión como gobernador de Morelos fue que todos los lunes en la mañana se realizaría una reunión en la Zona Militar para evaluar las cuestiones de seguridad en la entidad, cónclave al que asistirían los titulares de la Procuraduría de Justicia, Secretaría de Seguridad Pública y Tribunal Superior de Justicia, así como los representantes de la SEDENA, PGR, CISEN y Policía Federal. Ah, y el secretario de Información y Comunicación Social.

La primera reunión de la Coordinación Morelos
La primera reunión de la Coordinación Morelos

La medida tuvo un impacto mediático importante: todas las fuerzas estatales y federales reunidas con el jefe del Ejecutivo a la cabeza y con el único fin de garantizarle a los morelenses su seguridad. Hasta ese momento muchos morelenses creían que sí podrá hacerse realidad la promesa de bajar la delincuencia en año y medio.
Pero en los hechos –y a dos años de distancia-, las famosas reuniones de la Coordinación Morelos sólo han servido para que los jefes de las instituciones y corporaciones mencionadas intercambien reclamos y se quejen con el gobernador o su representante. Sobra mencionar que el jefe del Ejecutivo ya casi no asiste a esas reuniones, y si no va el jefe máximo pues los demás tampoco van, sino que envían a sus representantes, convirtiéndose lo que parecía ser una excelente estrategia, en una reunión sólo por compromiso y por lo tanto carente de eficacia.
Los asistentes a esa reunión han sido testigos de varios “piques” entre servidores públicos. Imagínense la atmósfera que se respiraba en la reunión posterior a que el entonces procurador (hoy fiscal general), Rodrigo Dorantes había sido víctima de un atentado donde los autores materiales eran nada menos que elementos de la Policía Preventiva Estatal, a cargo de la entonces secretaria de Seguridad Pública, la polémica Alicia Vázquez Luna.
De anécdota también la actitud de quien era jefe de la zona militar cuando tomó posesión Graco Ramírez, el General Luis Villegas Melendez, quien en tono amable pero firme le dijo al gobernador que su jefe era el secretario de la Defensa y no él. A los pocos días se anunció su relevo, y en su lugar llegó el general Sergio Ricardo Martínez Luis, quien en todo momento ha observado una actitud “institucional”.
Sin embargo, Martínez Luis manifestó su desacuerdo con la permanencia de Vázquez Luna ausentándose varias semanas de la reunión. El motivo era que policías estatales le habían detenido a unos elementos de inteligencia militar que circulaban armados en un vehículo particular sobre la avenida Estado de Puebla, y “la señora secretaria” no quiso dejarlos en libertad hasta que habló el general directamente.
También, fue evidente el cambio drástico en la relación de la Procuraduría General de la República con el gobierno morelense. Y es que hay que recordar que Graco llegó a la Gubernatura cuando la PGR estaba aún en manos del gobierno federal panista, y la entonces procuradora Marisela Morales no tuvo inconveniente en poner como delegado en Morelos al recomendado de Graco, Marcelino Vázquez Huitrón.
Graco trataba a Marcelino como si fuera su empleado, hasta que llegó Bogard Sandoval, designado directamente por el priísta Jesús Murillo Karam. No hay descortesía del funcionario federal, pero tampoco mueve un dedo si no lo consulta con sus superiores a nivel central.
Pero ninguna escena tan ríspida se ha visto en esas reuniones cada vez menos útiles, como la que se dio hace unos días, cuando -para no variar- el jefe del ejecutivo estuvo representado por el secretario de Gobierno Jorge Messeguer.
Ese día el Comisionado de Seguridad, Jesús Alberto Capella Ibarra, llegó “con la espada desenvainada” y arremetió contra la Fiscalía General. Se quejó con su jefe Messeguer de que la Fiscalía General le estaba orquestando una guerra sucia para desacreditar su trabajo.
El tema era el fallecimiento de un individuo de nombre Francisco, quien habiendo sido detenido por la Policía del Mando Único en Temixco por Violencia Intrafamiliar, falleció dentro de las instalaciones de “Torre Morelos”, pero para evadir su responsabilidad Capella ordenó que ya muerto fuera trasladado al hospital del ISSSTE en el municipio de Emiliano Zapata.
Así, en lugar de quedar registrado el levantamiento dentro de la Base del Mando Único, el Ministerio Público asentó en su acta que la diligencia se realizó a las 18 horas del 18 de septiembre a bordo de la ambulancia 004 del ERUM, en la entrada del nosocomio mencionado.
Pero lo peor para Capella fue que la Fiscalía hizo la necropsia “demasiado rápido” y Dorantes informó de inmediato al gobernador de los resultados.
Cuentan los testigos de esa reunión que fue el subprocurador metropolitano, el Mayor Sergio Humberto Bautista Sánchez, quien ya iba preparado y mostró a los presentes las fotografías donde se notaba que el detenido había muerto por las lesiones que le habían inferido y no de manera natural como pretendían hacerlo creer Capella.
“Yo no voy a responder por esto”, dijo el militar mientras mostraba la necropsia.
El Comisionado de Seguridad ya no tuvo más qué decir, en tanto que el secretario Messeguer recomendó abrir módulos para recibir quejas en contra de la Policía de Mando Único y pidió más cuidado en el manejo de los detenidos, “porque Lucero anda desatada”, en referencia a las constantes recomendaciones emitidas por la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Morelos.
Por ese detalle, cuando el 4 de octubre se recibió una llamada indicando que en el restaurant Puerto Pacífico se encontraba comiendo Benjamín Mondragón alias “El Benjamón”, y el jefe de la Policía Ministerial, Martín Rizo, hizo “el oso de su vida” al tratar de detener al ex magistrado Fernando Blumenkron Escobar, la gente de la Fiscalía dio por hecho que se trató de un acto de venganza del Comisionado o su grupo.
Y es que, en el operativo que terminó con una disculpa pública de un avergonzado Mayor Martín Rizo Muñoz, participaron militares, federales y ministeriales, pero no elementos del tijuanense.
Así, el gabinete de seguridad se ha dividido en dos bandos: el de los dos militares apoyados por su jefe Rodrigo Dorantes, y obviamente por el general Martínez Luis (que fue el que los recomendó), y por el otro lado Jesús Alberto Capella, apoyado en su momento por su jefe Jorge Messeguer Guillén, y teniendo como aliada en la antes Procuraduría a la fiscal especializada en Delitos de Alto Impacto, Adriana Pineda Fernández.
Así las cosas, el gobernador Graco Ramírez deberá evaluar seriamente la continuidad o no de estas reuniones que han perdido su razón de ser.
Y por si fuera poco, existen serias sospechas de algunos de sus participantes acerca de que hay fuga de información.
La inconformidad se ha ido generalizando, sobre todo después de que información que se suponía era confidencial apareció al otro día en las páginas del periódico “El Extra”.
“Yo no vuelvo a dar ninguna información mientras esté presente ese señor que nada tiene que hacer en una reunión de seguridad pública”, sentenció uno de los representantes de instituciones federales.
Se refieren al secretario de Información y Comunicación Social del Gobierno del Estado, Jorge López Flores, vicepresidente del Grupo Braca de Comunicación, y fundador del periódico “El Extra”.

Sobre Jesús Castillo 150 artículos
Periodista con 25 años de trayectoria; Premio Estatal de periodismo 2010 y 2012. Premio Nacional de Periodismo 2013.

1 comentario

  1. DE CAPELLA SE PUEDE ESPERA ESO Y MAS, PERO LO MAS GRAVE ES QUE NO HAY RESULTADOS EN EL COMBATE A LA INSEGURIDAD QUE SE VIVE EN MORELOS, POR MAS QUE LOS PRD DIGAN QUE ESTÁN TRABAJANDO Y QUIERAN CONVENCER A LOS CIUDADANOS AHORA QUE YA EMPEZARON LAS CAMPAÑAS POLÍTICAS, EL NUEVO SECRETARIO DE GOBIERNO, DEBERÁ DE EVALUAR EL TRABAJO DE CAPELLA Y PONER ORDEN DE LO CONTRARIO LA CRISIS DE SEGURIDAD VA A SEGUIR CRECIENDO.

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