Muerde que te muerde el verde

Gerardo Fernández Casanova

El Partido Verde Ecologista de México (PVEM) está protagonizando un sainete en el que se hace patente la realidad del estado de derecho mexicano; desde hace varios meses ha venido haciendo propaganda y repartiendo obsequios en forma absolutamente violatoria de la legislación vigente en materia electoral; se le amonesta y se le multa repetidamente sin que por ello corrija su actuar, por el contrario, insiste en el delito con cinismo y hace mofa de las actuaciones del Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE). Como resultado de tal conducta el PVEM ha registrado un significativo aumento en  la intención del voto por sus candidatos. Con excepción del PRI, que es el verdadero dueño de la franquicia, todos los partidos y más de 140 mil ciudadanos firmantes hemos solicitado la cancelación del registro del referido partido, atendiendo a lo establecido en la ley electoral vigente que explícitamente establece que la reincidencia en la violación es causal de tal pena. Por su parte el INE ha venido aplicando multas por varios cientos de millones de pesos, pero ha sido renuente a la aplicación de la pena máxima exigida; el propio Consejero Presidente ha expresado su opinión en el sentido de que sean los electores los que decidan sobre la cancelación o la ratificación del registro de dicho partido. Es un contrasentido; se pide la cancelación del registro porque, con base en las triquiñuelas denunciadas, el PVEM gana un mayor número de simpatizantes, mejor dicho clientes, con lo que se alza con mucho más del mínimo requerido para permanecer.

 

Más allá de la coyuntura electoral, lo que este sainete expresa es la pudrición del sistema político, a su vez síntoma de la descomposición del estado de derecho. El Verde, según consigna el Astillero de Julio Hernández, ni es partido, ni tampoco es verde, ni ecologista ni de México, el partido de las cuatro mentiras le llama (P4M). No es más que la franquicia del negocio político familiar de los González Torres;  en el 2000 se alió con el PAN y Vicente Fox no le pagó lo que exigía por lo que, desde entonces se alió con el PRI y ha servido para incorporar candidatos que no serían bien vistos, como es el caso de los personeros del duopolio de la televisión. Las ganancias son superiores tanto en cargos como en prerrogativas, ya no se diga en capacidad de tráfico de influencias, con cargo a la prostitución de la política.

 

El caso también es muestra de la inoperancia del régimen de partidos vigente, en razón de la cual la ciudadanía los rechaza como instrumento de la representación. En el meollo del asunto está el tema del financiamiento a la operación y a las campañas electorales de los partidos, originalmente constituido para romper con la hegemonía priísta, pero sostenido dizque para evitar el posible financiamiento por el crimen organizado. El primero de los objetivos se logró satisfactoriamente, al grado de no ser ya necesario; en cuanto al segundo ha resultado en un sonoro fracaso; al financiamiento público se añade el del crimen organizado para mayor enriquecimiento de los dirigentes. Hoy en los partidos no se discute la plataforma ideológica o la postura ante los grandes problemas nacionales, sino solamente se lucha por lograr la mayor tajada presupuestal posible. Es el colmo de la mercantilización política.

 

Concurrente con el vicio del financiamiento está el proteccionismo legal al monopolio partidista que se ha apropiado de manera exclusiva el acceso ciudadano al poder. Formar un nuevo partido cuesta sangre, sudor y lágrimas, además de que sólo se abren las puertas cada seis años.

 

Un proyecto de nación que aspire a la real transformación pasa, necesariamente, por la total renovación del esquema de la representación y, por tanto, del de los partidos políticos. Es necesario eliminar el financiamiento y las restricciones a la formación de nuevos partidos; que haya tantos como la gente quiera y que, ahí sí, que sea la votación la que coloque a cada uno en su lugar. Eliminada la protección, los partidos tendrán que acudir a la ciudadanía para sobrevivir y no al revés, como hoy sucede.

 gerdez777@gmail.com

 

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