Plan mundial de fraternidad y bienestar

 

 

Gerardo Fernández Casanova

Nueva medalla al palmarés del Presidente López Obrador. La convocatoria al Plan Mundial de Fraternidad y Bienestar desde la presidencia del Consejo de Seguridad de la ONU y dentro del conjunto de acciones para erradicar la corrupción y reducir la insoportable desigualdad, llega al meollo de la crisis mundial en curso, sin caer en la, por hoy, estéril confrontación entre diferentes sistemas e ideologías; refrenda su postulado de dar preferencia a los muchos que tienen poco y llama a los pocos que tienen mucho a colaborar y aportar a un fondo mundial que permita derramar un importante caudal de recursos a la tarea de sacar de la miseria a 750 millones de habitantes del planeta que hoy se encuentran en tal circunstancia. Cuarenta y siete países se han sumado, por lo pronto, en apoyo al proyecto; como quien dice: la 4T a nivel mundial.

 

Es importante tratar de entender cómo hace política AMLO. Por qué usar el foro del Consejo de Seguridad de la ONU y no haber, siquiera, asistido a la reunión del G 20 o a la COP 26 (o 25?), adonde acudieron tantos jefes de estado y de gobierno, grandes capitanes de empresas mundiales y demás parafernalia. La razón es simple: en el Consejo de Seguridad México preside, mientras que en las otras es uno entre muchos: el impacto es mucho mayor. Además, las cumbres de presidentes ya están muy desprestigiadas, atiborradas de traficantes de negocios y de presidentes de baja estatura mendigando una foto con uno mayor o una entrevista, aunque sea de cinco minutos. El Presidente Chávez respondió a un cuestionamiento del que esto escribe respecto de tales reuniones: “Mientras los presidentes andamos de cumbre en cumbre, nuestros pueblos andan de sima en sima”. O cuando, siendo presidente, Vicente Fox dijo a los inversionistas del mundo: Es un tonto el que no invierta en México, un país gobernado por empresarios para empresarios”.

 

Es un despropósito que la lastimera oposición mexicana haga manifiesta su mezquindad en el intento de desvalorizar lo que en el exterior tienen en alto reconocimiento. Se auto denigran y se desconectan de un proceso exitoso para México, cuya personalidad internacional como país se ha venido catapultando en los últimos tres años, como tal vez nunca había sucedido. Lo lamento, están moralmente derrotados.

 

Hay en el régimen actual autoridad moral y congruencia. Se confirma que la mejor política exterior es la interior. Autoridad y congruencia que son frecuentemente puestos a prueba y que implican a optar entre inconvenientes; el affaire de la boda de Santiago Nieto es uno de esos casos; es indudable que Nieto, en tanto que titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, era un muy importante cuadro de la 4T, pero de manera incomprensible incurrió en un error garrafal cuya exposición pública, calificado de escandaloso por el propio Presidente, llevó a la presentación y aceptación de su renuncia, seguramente, no sin un alto costo para la administración en razón de haber realizado un trabajo sobresaliente. Pero el costo en materia de congruencia, credibilidad y autoridad moral sería muy superior de no haberse actuado de esa manera. Es una verdadera lástima que así se hayan presentado los acontecimientos.

 

Por lo que toca al G 20 y a la COP, baste decir que las representaciones por el Canciller Marcelo Ebrard y de la Secretaria María Luisa Albores cumplieron un digno y congruente papel. Enhorabuena por ambos.

 

Entre tanto en la Cámara de Diputados la aprobación de presupuesto está enfrentando una batalla de desgaste por parte de la oposición, que carece de sentido; MORENA y sus aliados del PT y el Verde son suficientes para aprobarlo. En simultáneo se discute sobre la Reforma Constitucional en materia de energía eléctrica, basada en la decisión presidencial de no continuar con el saqueo a la Comisión Federal de Electricidad sustentado en una legislación que lo permite y lo auspicia a un elevado costo para el país. No se presenta fácil lograr la mayoría de dos terceras partes para que proceda en ninguna de las dos cámaras. En realidad la decisión está en manos del pueblo que, en último término, se sabe beneficiario de la propuesta presidencial y que sabrá calificar el voto de sus opositores. Esa es una carga difícil de sobrellevar con vistas a su futuro político, principalmente para el PRI y el Movimiento Ciudadano. Ojalá que el patriotismo sea la moneda que los salve de la ignominia y del basurero de la historia. Que así sea.

 

gerdez777@gmail.com

 

 

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