En Venezuela se rompió el bloqueo

 

 

Rigoberto Lorence

El gobierno de USA acaba de sufrir un estruendoso fracaso en su política de bloqueo y aislamiento contra los países de América Latina, cuando el sábado 23 de mayo un tanquero iraní cargado de combustible pudo llegar a las aguas territoriales de Venezuela, a pesar de las graves advertencias de Donald Trump acerca de usar la fuerza militar para impedirlo.

 

El primer buquetanque de bandera iraní, el Fortune, llegó a costas de Venezuela con miles de barriles de gasolina para auxiliar a la desfalleciente economía venezolana, a punto de naufragar por las terribles sanciones de USA. Los cargueros iraníes enviados a Venezuela son 5, y la suma total del combustible iraní es de 1.53 millones de barriles de gasolina, que están llegando a El Palito, una refinería cercana a Caracas. Los restantes tanqueros iraníes son: Forrest, Clavel, Faxon y Petunia.

 

Decenas de barcos, aviones cazas y lanchas artilladas de Venezuela escoltaron al tanquero islámico al entrar en sus aguas territoriales, para llevarlo a salvo hasta su destino. En términos económicos, significa un respiro a la asfixiada economía del país bolivariano. En términos de geopolítica, se ha producido un enorme boquete en el flanco del dispositivo militar de USA para mantener su dominio de América Latina, empezando por la región caribeña.

 

El dominio económico, militar y político de USA sobre la región ha sido abrumador desde hace siglos. Para los dirigentes de ese país, Latinoamérica ha sido su esfera de influencia, y sus aguas territoriales una simple extensión del Atlántico norteamericano, e incluyen tanto el Golfo de México como el Mar Caribe.

 

EL CARIBE ES EL MARE NOSTRUM DE USA

El imperio romano se construyó hace unos 2 mil 400 años en la península itálica, sobre la base de las progresivas conquistas de Roma sobre las ciudades vecinas en la propia península. Pero cuando su poderío se afirmaba, chocó contra Cartago, potencia marítima establecida en el norte de Africa y que controlaba todas las rutas comerciales en la región del Mediterráneo. Así dieron inicio las guerras púnicas.

 

Cuando el cónsul Escipio (Escipión el Africano) venció la obstinada resistencia cartaginesa, el Senado romano le ordenó la destrucción total de Cartago, hasta sus cimientos, para impedirle cualquier posibilidad de que resurgiera. El Mar Mediterráneo pasó así a ser denominado Mare Nostrum (El mar nuestro) para subrayar el absoluto dominio romano sobre las ciudades-estado ribereñas, dominio que después de extendió a todo el mundo conocido.

 

Pues bien: desde la época del Destino manifiesto (Manifest Destiny) de los primeros gobernantes de USA, se estableció el Mar Caribe como un mar anexo del naciente imperio. Una especie de lago interior de USA. El equivalente del Mare Nostrum romano.

 

A partir de la independencia de las naciones latinoamericanas, el dominio militar norteamericano se ha hecho presente a través de la “política de las cañoneras”. Centenares de agresiones e intervenciones de USA se han producido en la región, principalmente en Cuba, Honduras, Nicaragua, Haití, República Dominicana, Guatemala y Colombia, países cuyas costas son bañadas por el Caribe.

 

En Cuba impusieron un protectorado a partir de su independencia en 1901 y aún mantienen la base naval de Guantánamo; en 1961, después de la Revolución Cubana, USA organizó una invasión armada que fue rápidamente derrotada en Playa Girón por milicias revolucionarias; en 1962, a raíz de la crisis de los misiles con la URSS,  impusieron una cuarentena, bloqueando el tránsito de todo navío desde y hacia la isla.

 

Son innumerables las intervenciones militares para derrocar gobiernos o apoyar dictadores. USA se apoderó de Puerto Rico, invadió República Dominicana y promovió la separación de Panamá respecto a Colombia, construyó un canal interoceánico y estableció decenas de bases militares que aún hoy funcionan.

 

Nunca potencia alguna ha podido vencer tal dominio, desde el establecimiento del principio de América para los americanos (América for americans) proclamada por el presidente James Monroe en 1823 hasta el bloqueo actual de Cuba, pasando por la crisis de los misiles de octubre de 1962, cuando 12 buques soviéticos se vieron obligados a dar la vuelta y regresar a su país, por disposición de John F. Kennedy, presidente de USA. Solo pudo pasar un buque petrolero hacia la isla, después de ser revisado sin abordaje por parte de los marinos de USA.

 

De ese tamaño es la dimensión histórica del bloqueo norteamericano sobre la región, proseguido actualmente por Donald Trump contra Venezuela. Y por lo mismo, los antecedentes nos sirven para dimensionar la victoria que actualmente está consiguiendo el régimen bolivariano. El gigante norteamericano ha sido maniatado por la artillería coheteril rusa y los aviones que utiliza la fuerza aérea bolivariana, así como por la obsolescencia actual de los portaviones de USA.

 

Antes de esto, el dominio norteamericano ya había sido parcialmente roto por la construcción de un nuevo canal interocéanico en Nicaragua –actualmente en proceso– por una compañía de capital chino, canal que tendrá mejores especificaciones que el de Panamá, tanto por su anchura como por su profundidad, así como por las características técnicas del mismo.

 

Pero en Cuba no se ha roto el bloqueo. Desde que este comenzó hace ya 60 años, a los cubanos se les niega el acceso a bienes de toda clase, sin los cuales es inconcebible la vida actual de las sociedades humanas. En época de la pandemia, se le ha negado el acceso a los medicamentos y  a la alimentación adecuada para defenderse de la misma. Y sin embargo Cuba ha seguido adelante, exportando salud.

 

LAS CONSECUENCIAS DE LA RUPTURA

En principio, si un matón de barrio no tiene el control de su territorio, no puede aspirar a controlar otros barrios, y menos aún la ciudad entera. Eso le empieza a pasar a la política imperial de USA, conducida por el ignorante y megalómano empresario que gobierna USA desde su campo de golf de Mar-a-Lago.

 

La disyuntiva de Trump en esta situación era clara: una vez enviada la amenaza de hundir los cargueros iraníes, quedó expuesto al ridículo ante todo el mundo si no la cumplía. Pero de repente se volvió prudente. Porque en su contra están operando muchos nuevos factores que antes no existían, entre ellos que el gobierno de la República Islámica de Irán amenazó con tomar represalias contra USA si hundía sus cargueros, y esas son palabras mayores.

 

La opinión pública mundial está, además, harta de la política genocida de Trump. Impedir en este momento la entrada de combustibles a Venezuela equivale –al igual que en Cuba—a condenar a su pueblo a una muerte por hambre y enfermedad, equivale a un genocidio.

 

Finalmente, en caso de un conflicto entre USA, Venezuela e Irán, entrarían en escena tanto las fuerzas de Rusia como de China,  potencias mundiales a las que no les conviene que se establezcan zonas de exclusión de manera unilateral por USA. China ha estado batallando contra la política dominante de USA en el Mar del sur de China, donde ha pretendido bloquear los esfuerzos de este país para asegurar los pasos marítimos donde circula hoy la mayor cantidad de mercancías desde y hacia China. Es decir, China defiende sus derechos como potencia comercial del mundo, su derecho a comerciar con quien se le dé la gana.

 

Finalmente, el desarrollo de las fuerzas militares de las principales potencias del mundo hace por completo obsoletos los portaviones, que son el arma principal de las fuerzas navales de USA. Concebidos como islas flotantes durante la II Guerra Mundial,  servían para acercar los aviones de USA para bombardear a las tropas y ciudades enemigas. Así pudo vencer a Japón.

 

Pero actualmente los portaviones en un conflicto militar, a raíz del desarrollo de los misiles ultrasónicos, han perdido casi toda su importancia. Hoy resultan lentos, costosos y están destinados a la extinción como arma de combate. Morirán como los dinosaurios, y de nada sirve que crucen los mares, por más navíos de combate que los escolten. La muerte les caería del cielo, con el vuelo relampagueante de proyectiles de mediano alcance.

 

Bastaría con que los regimientos rusos o chinos de misiles hagan movimientos hacia el Golfo Pérsico, o hacia el Mar del Sur de China, por ejemplo, para que los ardores bélicos del Pentágono se aplaquen y comiencen por entender la nueva realidad político-militar del mundo, la nueva correlación de fuerzas a nivel global.

 

Se trata, sin duda, de uno de los primeros episodios que se desarrollan en el nuevo mundo multipolar, con la entrada en escena de nuevas fuerzas, muy lejos ya del poder omnímodo del Pentágono y Wall Street. Es el episodio inaugural del mundo tripolar que se prefigura en la pospandemia.

 

 

Sobre Rigoberto Lorence 102 artículos
Estudió en la Facultad de Derecho y Ciencias y Técnicas de la Comunicación en la UNAM. Militante de las organizaciones democráticas y revolucionarias de México desde hace unos 40 años. Ha impartido cursos de reportaje, redacción y otras áreas dentro del periodismo.

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