LA CONSPIRACIÓN DE LOS DUENDES

 

 

Rigoberto Lorence

La rebeldía de los empresarios contra el gobierno de AMLO se está transformando rápidamente en la conspiración de unos “cuates” de la escuela, que se conocieron hace 25 años, y hoy ocupan cargos en la administración de empresas, bajo el liderazgo de un pequeño empresario de los medios llamado Pedro Ferriz de Con.

 

Se trata, obviamente, de una conspiración amateur, que no guarda secrecía, que se expresa públicamente en redes sociales e involucra a personajes que muestran de ese modo su descontento ante un gobierno que “no hace nada por rescatarlos”, y que en cambio invierte grandes cantidades de dinero en salvaguardar a los más jodidos, a los *sansculottes, a las masas harapientas que no pagan impuestos y que forman la base de la pirámide social.

 

¿El objetivo de los conspiradores? Tumbar a un gobierno que no es de su agrado. ¿Sus métodos? Conspirar abiertamente en redes sociales junto a los que fueron compañeros de escuela, con los “cuates”, esperando que la conspiración crezca y, por el efecto dominó, en USA el gobierno se dé por enterado y acuda presuroso en su auxilio.

 

Queda claro que los conspiradores confunden sus deseos golpistas con la realidad, y si esta no les acomoda ¡pues peor para la realidad..! Tanto es así que ya Alfredo Jalife-Rahme, médico y geoanalista de nivel internacional, ofreció gratuitamente sus servicios como siquiatra a Ferriz de Con. Es un buen intento de disminuir la abismal diferencia entre las aspiraciones golpistas de Ferriz de Con y la rasposa realidad del México actual.

 

Algunos periodistas se han permitido también voltear a ver a los conspiradores. Epigmenio Ibarra, por ejemplo, los llamó en fecha reciente a intentar la revocación de mandato, planteado para el año 2022, para lograr sus objetivos “a la buena”. Suena lógico. Pero los conspiradores no están a la altura de la tarea, y se van por el camino de los golpes de mano, de llamar a muchos “cuates” para conseguir que los poderosos los tomen en cuenta y los apoyen en su intento.

 

Saben que no contarían con el ejército mexicano para una obra tal. Ni con la marina. Menos aún con la Guardia Nacional. ¿A qué le tiran, entonces? No tienen a las organizaciones de masas de su lado. Los obreros y campesinos no comen en sus mesas, ni usan sus cubiertos. Se trataría tan solo de contar con el apoyo de los organismos empresariales, y ni siquiera con todos.

 

Por ejemplo: Carlos Salazar Lomelí recién llamó a sus fogosos empresarios a votar contra el presidente en la revocación de mandato planteada para el 2022.  El propio AMLO los invitó a hacerlo en 2021, pero el PAN rechazó la fecha. ¿Por qué? Es posible que sus cálculos se basen en que la fuerza electoral de AMLO no ha menguado, sigue conservando la mayoría popular, y por lo mismo no se atreven a hacer el ridículo.

 

Todo esto nos recuerda la experiencia conspirativa de la izquierda radical de los setentas. No había organizaciones de masas que apoyaran un intento revolucionario. No había partidos. No había prensa favorable. Entonces se decidió que el camino sería largo, y por lo mismo, se debería empezar de inmediato.

 

¿El resultado? La represión más feroz. Miles de muertos, heridos, exiliados y desaparecidos. Los intentos de unificación de los grupos, anulados. La coordinación muy difícil. Hasta que apareció una organización que reunió a la mayoría de los grupos, y por lo tanto, su descabezamiento fue más fácil. Y todo terminó.

 

Los actuales conspiradores tampoco tienen ninguna experiencia en la materia. Desde luego, no están dispuestos a mancharse los zapatos, a perder su comodidad, ni a dejar de tomar sus alimentos y bebidas tres veces al día. Están en la etapa de “hacer sus pininos” como se dice para describir la novatez de tales intentos.

 

En el trabajo de masas, están a una distancia de años luz de su enemigo. AMLO tiene el colmillo bien retorcido en estas lides. Programas sociales a los más vulnerables, a los jóvenes y a los indígenas. Conferencia de prensa a diario. Y visitas constantes a los estados, para no perder el contacto directo con las masas.

 

Claro: la inexperiencia de los conspiradores puede ser sustituida rápidamente por asesores extranjeros en materia de desestabilización. En USA hay escuelas especializadas, y una gran experiencia acumulada. Recordemos Venezuela, Cuba, Nicaragua, Irán y en fecha reciente Bolivia. Pero los norteamericanos no parecen tener a la fecha el derrocamiento de AMLO entre sus prioridades.

 

Se acercan tiempos difíciles. Vienen épocas de tormentas. El sistema actual no será el mismo para cuando termine la pandemia. Los chinos parece que han salido mejor librados que los occidentales. Los mecanismos chinos de planificación estatal de la economía –que incluyen la tecnología más sofisticada del mundo—han mostrado ser  superiores a la globalización brutal impulsada por el capitalismo neoliberal.

 

Por lo tanto, es probable que Donald Trump –-o Joe Biden en su caso—no tengan mucho interés en hacer cambios dentro de su esfera de influencia, bajo peligro de perderlo todo. Y más bien prefieran dedicarse a restañar las grietas de su sistema, que han deformado su economía de manera grotesca.

 

Los pequeños conspiradores de México tendrán que madurar. Entender más su mundo. Comprender que México es bastante más que un grupo de empresarios que, en su juventud, estudiaron juntos en el ITAM. Y que los factores reales de poder son más poderosos que sus pequeños y mezquinos intereses, producto de la frustración de sus diversas aventuras políticas clasemedieras.

 

  • Sansculottes. Literalmente “sin calzones”. Durante la revolución francesa de 1789 participaron las masas vestidas con harapos, a quienes María Antonieta, en sus desvaríos, propuso darles pastelillos cuando le informaron que ya no había pan para los hambrientos. En México, el Jefe Diego ha traducido la palabra como “descalzonados”.

 

 

 

 

Sobre Rigoberto Lorence 102 artículos
Estudió en la Facultad de Derecho y Ciencias y Técnicas de la Comunicación en la UNAM. Militante de las organizaciones democráticas y revolucionarias de México desde hace unos 40 años. Ha impartido cursos de reportaje, redacción y otras áreas dentro del periodismo.

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