LA REACCIÓN APENAS COMIENZA

 

 

Gerardo Fernández Casanova

La elección presidencial y legislativa de 2018 significó el triunfo en una añeja batalla, 12 años con López Obrador a la cabeza pero más de 60 de movilizaciones de todo tipo, incluida la guerrilla armada, que lucharon por construir un país justo cuando ya la Revolución Mexicana había devenido en autoritarismo antipopular y negado sus postulados libertarios. No obstante lo prolongado de la lucha y el carácter de hazaña del triunfo electoral, sólo significó un nuevo primer paso en un proceso de mayor envergadura y duración. Reconstruir al país para aspirar a la justicia, la libertad y la democracia es un constante enfrentamiento contra las causas naturales y artificiales de la destrucción. Significa profundizar en la revolución de la conciencia del pueblo para comprender la realidad y para activarlo en su transformación permanente, así como acabar de erradicar a las fuerzas cuyo afán es la conservación de los viejos privilegios. El reto ha sido realizarlo en paz y lo seguirá siendo.

 

Hoy, a menos de un año en el gobierno, el nuevo régimen comienza a enfrentar el fragor de la lucha reaccionaria, apenas buscando reorganizarse después de la derrota electoral abrumadora. Está moralmente derrotada, pero inmoralmente revivida y financieramente fortalecida, en proceso de reorganización a troche y moche, urdiendo las telarañas mediáticas, económicas y judiciales que tan exitosamente experimentaron en Brasil y Argentina, que asfixian a los heroicos pueblos de Cuba, Venezuela y Nicaragua.

 

La prensa, tanto la escrita como la televisiva, actúa como partido político de oposición en reemplazo de los actores políticos sin prestigio; el dinero que antes fluía del presupuesto público, hoy llueve de empresas afectadas por la eliminación de condonaciones fiscales y por el combate a la evasión y la elución; así como de fundaciones de pantalla filantrópica y contenido activamente reaccionario. Todo ello aplicando a detalle el recetario internacional de la llamada guerra blanda, muy experimentado y enriquecido por los agentes del gran poder del capital internacional.

 

#No Más Derroches es el contradictorio nombre que le pusieron al ente tenebroso encargado de impulsar la guerra judicial contra las obras del nuevo gobierno. Lo integran Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (coherente en la contradicción), la Confederación Patronal y un antes desconocido Consejo General de la Abogacía Mexicana, entre cuyos miembros distinguidos está  el muy activo Ministro de la Corte en retiro, Ramón Cossío. Prostituyen el estado de derecho quienes, a su amparo, pretenden dinamitar la acción de gobierno; se va a necesitar un ejército de abogados para dar respuesta a tanta necedad, más aún si la judicatura milita en el mismo partido. Alerta: Andrés Manuel: el Fuero Constitucional es hoy de vital importancia, pregúntale a Dilma y a Cristina Fernández.

 

Es la misma reacción que arma un escándalo por un artículo de Pedro Salmerón, que llama valientes a los guerrilleros urbanos que mataron a Don Eugenio Garza Sada a quien, en el mismo artículo, calificó de generoso empresario. El alboroto causó la renuncia de Salmerón, pero logró su verdadero objetivo de acotar los trabajos de Alfonso Romo y las buenas relaciones de Carlos Lomelín del Consejo Coordinador Empresarial.

 

De otra parte y entre la miasma de su desvarío, Vicente Fox convoca a “darle en la madre a la 4T” y a “sacar a López del Palacio Nacional”, a quien tilda de “dictador”, nada menos que ante los disminuidos panistas asistentes al 80 Aniversario de su partido, donde fungió como estrella central, no obstante haberle traicionado vergonzosamente. La bancada del insepulto PAN en las cámaras pretende reemplazar pequeñez por estridencia e insolencia, haciendo del debate convocado por la mayoría un feroz pleito de verduleras, sólo “por joder” diría el clásico. Pero se oponen a la revocación del mandato, prefieren la vía del golpe sin que el pueblo intervenga.

 

Pero el asunto va más allá. El vandalismo infiltrado en las marchas de protesta es un arma de peligro no obstante su obviedad; se emplea para desprestigiar a los marchantes y/o provocar a la represión, ambos muy dañinos al ejercicio democrático; ellos sí que tienen escuela de cuadros de alcance mundial y se combinan con la actuación de medios. Encapuchados y diciéndose “anarquistas” introducen la violencia en donde se actúa pacíficamente. Son un instrumento caro pero ya podemos intuir quién les paga.

 

Mientras esto está sucediendo, el Partido del Movimiento de Regeneración Nacional está ensimismado y siendo omiso en el esfuerzo de la formación de cuadros militantes y en el debate creador de conciencias. Más vale que ya se pongan las pilas, dejando de lado las pugnas palaciegas y volcándose a la construcción de ciudadanía,  pueblo consciente y organizado. López Obrador no tiene porqué abstenerse sino que está obligado a ejercer su papel de liderazgo.

 

 Para luego es tarde.

 

 

gerdez777@gmail.com

 

 

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