Pueblo haciendo historia

 

 

Gerardo Fernández Casanova

Septiembre es un mes cargado de efemérides para México. La defensa del Castillo de Chapultepec contra el invasor yanqui; el Grito que marcó el inicio de la Guerra de Independencia; la Consumación de la Independencia; la Nacionalización de la Industria Eléctrica, incluso, en el viejo régimen era festivo el Día del Informe Presidencial. En este 2020 se agrega un motivo nuevo de conmemoración patriótica: la hazaña de la juventud popular que recabó más de dos y medio millones de firmas para avalar la solicitud para que se realice una Consulta Popular (con mayúsculas para significarla como figura legal) respecto de la posibilidad de que sean investigados y, en su caso, juzgados los expresidentes de la república.

 

 

Se dice fácil, y no faltan quienes pretendan desvirtuar y despreciar el significado de la espontaneidad que caracterizó a esta contundente acción realizada en el plazo perentorio de 15 días, sin una organización estructural ni un liderazgo conductor fuerte; vista desde las alturas de la intelectualidad y la política, pareciera ser la rebelión de las hormigas (dicho con mucho respeto); la gente de a pie y de a redes sociales se pasó la voz, algunos pocos comenzaron a sacar sus mesas a la calle y luego más y más; en todos los estados y en el extranjero se recabaron firmas; los optimistas pensaron que podrían ser ochocientas mil, nadie creía que pudiera alcanzarse el mínimo de un millón ochocientas mil requeridas por la ley. El día 14 comienzan a llegar paquetes a la pequeña oficina de los convocantes para ser procesados (ordenado, foliado y empacado)… y se fueron sumando voluntarios y ocupando espacios de la calle; turnándose; recibiendo apoyos para comer y descansar un poco, desbordados por el trabajo, pero más por la euforia y el entusiasmo hasta el paroxismo y concluir entregando en las oficinas del Senado de la República los paquetes conteniendo las firmas recabadas; 50% más de las requeridas. Enorme, monumental hazaña. (Para comparar: Felipe Calderón sufrió y trampeó para conseguir las doscientos cincuenta mil firmas requeridas para la solicitud de registro de su frustrado partido).

 

Para tomar nota: no fue MORENA quien convocó, inmersa en sus conflictos “palaciegos” o “para ciegos”; Fernández Noroña llevaba dos meses tratando de impulsar el tema entre los diputados de la coalición Juntos Haremos Historia, pero la mezquindad cortesana le hizo un absurdo vacío; el Presidente López Obrador, dudoso de que se lograra la meta ciudadana, presentó la solicitud al Senado a las once de la mañana del día 15 de septiembre, con lo que se aseguraba la realización de la consulta, La erección de la verdadera fuerza ciudadana (interprételo como usted guste) se manifestó y logró un hecho que no por incruento deja de ser heroico.

 

El asunto tiene aún varias trancas por brincar. La Suprema Corte deberá considerar la constitucionalidad de la pregunta a consultar; el INE tendrá que validar las firmas, seguramente con errores naturales, y la peor de las trampas sobre la fecha de la consulta: el primer domingo de agosto o el primer domingo de julio en paralelo a la elección federal. En la reforma constitucional que requirió de mayoría calificada, la oposición castrante impuso la condición de la fecha diferida, mientras que la ley reglamentaria establece la fecha de la elección federal. Si prevalece la fecha de agosto, el INE argumenta que no contaría con presupuesto para organizarla con el mismo número de casillas que en la federal; pero si reduce el número de casillas la votación se vería mermada por las distancias. El asunto es que, para ser vinculante, el resultado tiene que rebasar el 40% del padrón electoral. Menudo berenjenal.

 

Pero las trancas están hechas para ser brincadas. Lo importante del caso no es el juicio formal y legaloide, sino el social y de historia. Lo importante es continuar recabando firmas, ya no para satisfacer un trámite, sino para sustanciar el hartazgo y el repudio a una “clase política” que traicionó al país y lo destruyó; que se robó los recursos naturales y la dignidad que es el más valioso de los recursos. Que la gente lo sepa y tome conciencia para no permitir que se repita. Lo de menos será que el día de la elección federal, con o sin permiso de la autoridad, se coloquen mesas ciudadanas contiguas a las casillas electorales oficiales y recaben las boletas con el SI o el NO de respuesta a la consulta; con certeza el SI será abrumador y más que válido para advertir a ministerios públicos y jueces que serán observados en su actuación.

 

El pueblo, que no los intelectuales orgánicos y fauna que le acompaña, habrá consolidado su conciencia a favor de la honestidad, la dignidad y el patriotismo.

 

 

gerdez777@gmail.com

 

 

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