REPSOL, CUARÓN Y LOS GASOLINAZOS

REPSOL, CUARÓN Y LOS GASOLINAZOS

Por: Gerardo Fernández Casanova

Siguiendo el estilo Cuarón del cuestionario el profesor preguntó: “A ver, Enriquito ¿Qué hace Pemex en Repsol? A lo que el aludido contestó ¿What? Pepito Nadapendejo alzó la mano y respondió: ¡El ridículo, profe, el ridículo!” En efecto, hace el ridículo pero no sólo eso, pierde dinero en una aventura de esgrima financiera frente a un experimentado estoqueador a quien pretendió desplazar del cargo de presidente de la petrolera española; a resultas de qué, pues quién sabe. El caso es que el señor Brufeu movió sus piezas y dejó a la paraestatal mexicana colgada de la brocha. Con la cola entre las patas hoy se cuela la información de que Pemex pondrá a la venta su participación accionaria en calidad de perdedor. Ni en la dirección de Pemex, ni en la secretaría de energía ni en la presidencia de la república hay quien diga esta boca es mía; nadie responde en asunto de extrema gravedad, tanto por el monto del capital invertido y perdido, como por la imagen del gobierno mexicano en el exterior. Esta es una muestra más de la soterrada privatización de Pemex con tecnócratas de altos vuelos (y salarios) asumiéndose como propietarios. Es también el aviso de lo que sucederá con la apertura de la actividad petrolera a la competencia con las transnacionales.

Excelente el servicio de Alfonso Cuarón que, aprovechando el prestigio adquirido por su premio cinematográfico, hace suya la voz de millones de mexicanos para formular el más elemental cuestionario al Peña Nieto con relación a las reformas legales en materia de energía y petróleo. El cuestionado se vio obligado a contestar, aunque sin responder, con la palabrería hueca de la propaganda falaz que le es característica. Surgió la onceava pregunta: entonces ¿por qué no debatir?  Y la consabida respuesta: el debate se da en las cámaras, en voz del ínclito Videgaray.  El senador Penchyna, priísta que preside la comisión de energía, responde que el tema lleva dieciocho años debatiéndose pero que volverán a debatir, claro que en su versión amañada del término, por la que se presentan ponencias de las partes interesadas, de las que se toma debida nota pero nada más, finalmente la mayoría legislativa resuelve aprobar lo que le dicta el ejecutivo, incluso a la vista de todos por el Canal del Congreso. No obstante, resulta de mérito abundar en el asunto y exhibir la sordera mayoritaria, a lo mejor sirve para sustanciar la demanda de la consulta pública.

Siguiendo con Cuarón, más que preguntar cuándo bajará el precio de los combustibles valdría hacerlo por cuándo dejará de subir. Los gasolinazos mensuales están autorizados para todo el año y es predecible que por varios años más. En el colmo de la incoherencia, la propuesta de Peña mantiene el monopolio del estado en la venta de gasolinas, con lo que se viene abajo todo el tinglado conceptual de la reforma que privilegia la competencia como fórmula mágica. El mismo razonamiento que se emplea para mantener el monopolio en la venta de gasolina es el que se ha esgrimido para rechazar la participación de la inversión privada en toda la cadena de la actividad petrolera y eléctrica, pero el poder padece de sordera selectiva: sólo oye lo que le conviene. Qué pena me dan los “mexicanous” que ya celebraban el nuevo paisaje urbano, con los luminosos letreros de Exxon, Texaco, BP y demás brillantes logotipos en las gasolineras, con sus grandes dispositivos anunciando el precio del día; ni modo, seguiremos con la monotonía verde de las gasolineras concesionadas por Pemex.

En otro asunto, al cumplir 25 años de vida el PRD vive horas difíciles. Como suele ser, la elección de sus directivos anuncia tormentas. Cuauhtémoc Cárdenas, a su avanzada edad, escucha el reclamo de varias corrientes que le proponen la presidencia del partido y lo condiciona a ser candidato de unidad sin competencia. Nueva Izquierda, la corriente de los chuchos que tiene control sobre la estructura lo aceptaría condicionado a fungir como pieza decorativa para evitar rupturas, pero el ingeniero no gusta de jugar tal papel. Ebrard, que se apuntó con fuerza mediática, quedó desdibujado por el caso de la línea doce del metro. Carlos Navarrete, que se asume como el chucho en turno no suelta prenda y hace campaña en caballo de hacienda exigiendo competencia para la elección. Los estatutos fueron modificados para permitir la reelección de Cárdenas pero también para que se realice de manera indirecta, mediante delegados a la asamblea electiva, lo que asegura el triunfo de los chuchos. En la celebración de aniversario Cárdenas fue contundente en reprobar la gestión de la que llamó izquierda moderna (léase los chuchos) con lo que el proyecto unitario parece dar patadas de ahogado. Si Nueva Izquierda se impone la ruptura se dará con toda seguridad. Morena se apresta a recibir a los migrantes.

Correo electrónico: gerdez777@gmail.com

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