Libertad y tolerancia: La única senda

 

 

Orlando Plá

Recientemente se publicó una carta en que un grupo de intelectuales apoyan a la candidata Xochitl Gálvez.

 

Ofelia Medina, actriz que se encontraba en la lista alertó de que había un error, porque ella no había solicitado ser incluida y de inmediato se desató en redes sociales una lluvia de condenas.

 

En primer lugar, quienes organizaron la carta cometieron un grave error al no consultar a cada uno de los integrantes, porque no tienen el derecho a manifestarse en nombre de alguien que no se los ha otorgado.

 

En segundo lugar, si queremos construir un país mejor, debemos librarnos de todo tipo de fanatismos y fomentar la tolerancia a la diversidad de opiniones y criterios.

 

Voltaire nos regaló un extraordinario ejemplo: «Podré no estar de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo«. Debemos extenderlo a las nuevas generaciones para que México sea verdaderamente un país de todos, y no sea secuestrado por un solo tipo de ideas.

 

Debemos reconocer que la libertad no es sólo una condición romántica asociada a la espiritualidad del individuo, resaltada por poetas como Miguel hernández: “Para la libertad, sangro, lucho, pervivo”. La libertad es el corazón de la evolución humana y el soporte de todo el desarrollo económico que disfrutamos hoy y de la esperanza del futuro que deseamos.

 

Si hacemos un recorrido por la evolución de los modos de producción, del esclavismo al capitalismo actual, es posible comprobar que la productividad del modo de producción es directamente proporcional a la libertad de quienes producen, y resulta evidente que un asalariado es más libre que un siervo y un siervo más libre que un esclavo.

 

Todas las construcciones que han pretendido modificar la evolución restando libertades han sucumbido ante la falta de productividad, y eso explica la caída del campo socialista y la situación actual de deterioro de los países que pretenden continuar por esa vía.

 

El progreso humano requiere libertad para que múltiples ideas compitan hasta fundirse en la que logre el mayor bienestar, y debemos escuchar y aprender, aprender y entender con interés y con humildad. Nadie puede arrogarse el derecho de opinar por los demás, y mucho menos reducirles la información y el conocimiento para impedirles que opinen.

 

Si queremos construir una sociedad eficiente y con valores humanos, resulta imprescindible enseñar a pensar y, como respaldo, respetar absolutamente el pensamiento de cada uno con independencia de cuanto se aleje del nuestro.

 

Para evitar que la diversidad devenga en anarquía necesitamos reglas, aprobadas por todos para garantizar la integración de la sociedad, no alrededor de un individuo, sino entorno a los proyectos que generen el mayor beneficio para todos.

 

Sólo la libertad responsable y tolerante puede conducir al progreso.

 

 

Sobre Orlando Plá 20 artículos
Empresario y maestro en economía por El Colegio de México. Funcionario en Hacienda, Asesor del Centro Interamericano de Administraciones Tributarias. Profesor de FLACSO, ITESM y otros.

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