Texto y fotos: Marisol Campos
Desde las ocho de la mañana, las calles Escuadrón 201 y Morelos del municipio de Zacatepec, se cerraron a la circulación vehicular, quedando a la vista la fila que se empezaba a formar en las taquillas del nuevo estadio, el Agustín “Coruco” Díaz; obvio querían boletos, para estar presentes en la inauguración del majestuoso coloso.
A pesar de que dos días antes el administrador del fideicomiso del estadio, José Montes habría anunciado que no habría boletos a la venta, la gente tenía la esperanza de que abrieran las ventanillas y les vendieran su pase de acceso.
Pasaron las horas, las calles se fueron llenando de puestos de comida, los esquites, el tepache, la cerveza de raíz, los chicharrones, aguas frescas, tacos acorazados y dorados, tortas y obviamente micheladas que poco a poco fueron apareciendo en mesitas colocadas a la entrada de las viviendas, todos querían aprovechar el evento, para hacerse de un recurso adicional.
También había playeras, llaveros, gorras y mochilitas, lo mismo de los equipos que ese día se enfrentarías, Zacatepec Siglo XXI y Chivas, como de otros equipos, también había matracas y cornetas y objetos luminosos de colores.
Los de la fila se empezaron a desesperar y con ello también iba naciendo la frustración y resignación de que no podrían conseguir sus boletos, en tanto algunos ojos los miraban de lejos, como quien cuida a su presa, y de la nada, de manera discreta fueron enganchándolos, eran los revendedores, si, ellos si tenían boletos, que vendieron desde 600 pesos hasta mil 200, algunos cayeron, o su afición les ganó y sin importar contribuir en esta mala práctica, pagaron incluso lo que no tienen.
A eso de las tres de la tarde pasó una improvisada vendedora, y es que era una vecina que vio una oportunidad para también hacerse de un dinerito, preparó tortas y las vendió, otro más les ofreció refrescos, mismos que se le acabaron de inmediato.
Entonces llegó un funcionario municipal para avisarles que no habría venta de boletos, que estaban agotados, algunos lo entendieron y se retiraron, otros más permanecieron con su esperanza.
Cada momento era más visible la presencia de elementos del Mando Único, algunos recibían instrucciones de meterse al estadio, otros más se quedaron en el acceso y otros se distribuyeron en las calles aledañas al estadio, no así en las alejadas. En tanto el tráfico vehicular iba mermando conforme pasaban las horas.
Para las cinco de la tarde pareciera que los vehículos los hubieran cambiado por personas, ya había una fila enorme para entrar al estadio y en el acceso principal un tumulto de gente pedía entrar.
Eran las seis de la tarde, el acceso principal del nuevo estadio Agustín “Coruco” Díaz, estaba lleno de aficionados que impacientes pedían se les permitiera en lo inmediato pasar al interior del coloso, en tanto ocho policías custodiaban la entrada y les reiteraban que aun no podían pasar “esas son las instrucciones”.
A un costado en una pequeña carpa, había una fila más, eran los reporteros que pedían sus respectivas acreditaciones, algunos les fueron entregadas casacas que los distinguían como reporteros gráficos, ellos podían estar a nivel de cancha, tenían que tomar la foto, otros más se les entregaban sus gafetes que se colgaban del cuello, estos estarían en tribuna, en unos minutos les dieron acceso, con el enojo de algunas gentes, que incluso decían, “ese o esa no es periodista”, pero finalmente concedieron la entrada.
Ya al interior, en el segundo filtro, más policías observaban a quienes entrabamos. Algunos reporteros nos deteníamos a tomar fotos de la partes que aun lucían sin terminar, estaba en obra negra, pero sí estaba funcional.
Para quienes entraban por vez primera, que era la gran mayoría, no podían disimular su asombro, porque si, ¡sí lucia bien!, aun con sus detalles por terminar, en los accesos y colocación de láminas alrededor que simulan el cañavera; y otros detalles de los baños que no están terminados. Al norte del coloso, estaba una pantalla que a su vez era el marcador eléctrico.
A las 6:30 abrieron la entrada a los aficionados, todos presurosos buscaban donde acomodarse, la gran mayoría al darse cuenta que no había quien o quienes les indicaran o supervisaran que cada uno se acomodara de acuerdo al boleto adquirido, se apresuraron a buscar un espacio en el área preferente sin importarles haber adquirido en otra sesión y dejar sin su lugar a quienes sí habrían pagado más para estar en esa área, afortunadamente no hubo incidentes en este sentido.
Los vendedores no se hicieron esperar, refrescos, cervezas, aguas, papas, chicharrones, las tradicionales botanas de habas, mollejas, patitas, todo era ofrecido entre el bullicio que se da en estos eventos de euforia y fiesta, algunos solo preguntaban el costo de las mercancías y hasta terminaba su interlocución con el vendedor, puesto que estaba sumamente caro, en cuanto se iba el de la venta, los comentarios no se hacían esperar, “no manches está bien caro”.
Y es que los precios de un refresco de 250 mililitros era de 25 pesos, lo mismo que la botella de agua del mismo tamaño, las bolsitas de papas a 30 pesos, las cervezas 30 pesos las de cuartito y de 60 pesos las dobles y las botanas tradicionales 40 pesos, por eso muchos sólo se quedaban en el intento, “no me alcanza ni para una”, decían unos, otros, los menos cada cosa que les ofrecían lo compraban, pero eran repito los mucho menos.
Y por fin se daría inicio a la “ceremonia”, previó se había proyectado una semblanza de la historia de El “Coruco”, que por cierto nadie pudo escuchar con claridad, y pocos pusieron atención a lo proyectado.
En tanto, el gobernador Graco Ramírez Garrido, quien ya tenía una hora en la cancha y por momentos se quedaba solo mirando a su alrededor, sin que nadie le tomara en cuenta, se hizo acompañar de Decio de María presidente de la Liga MX, para caminar hacia el centro de la cancha, donde ya habían sido trasladados los veteranos del equipo cañeros, a quienes entregó sus respectivos reconocimientos, junto con familiares del famoso Agustín “Coruco” Díaz.
Al momento de la caminata al centro del “Coruco” la voz del locutor daba a conocer los nombres de quienes hacían el recorrido; grande fue la sorpresa, cuando presentan al gobernador y el abucheo y la rechifla no se hicieron esperar, al grado de que al unísono gritaban ¡¡¡PUUUTO!!!, fueron segundos, pero suficientes para conocer el sentir del pueblo hacia su gobernador (locual ha sucedido en otras ocasiones en otros eventos masivos, donde también ha recibido la rechifla), luego de ello, éste dio la patada de inicio del partido de fútbol entre Zacatepec Siglo XXI y Chivas.
Terminando con este acto protocolario sin pena ni gloria, Graco Ramírez, inició su caminata hacia el palco que ocuparía, ubicado en la zona C8, lugar donde permaneció hasta terminar el partido.
A la salida de ambos equipos, los aficionados de cada uno rechiflaban a los contrincantes, actitud natural en estos eventos. Se entonó el himno nacional y se dio paso a la apertura del juego que con esto, inauguró formalmente el estado ¡¡¡¡“Coruuuuuuco” Díaz!!!!!
Y por fin inició el partido de futbol, donde los cañeros y las chivas no dieron el mejor de los espectáculos, más bien como dicen: “estuvo flojo” el partido, se enfrascaron en el centro y aunque hubo acercamientos importantes de parte de los cañeros a las redes de las chivas, no pudieron concretar el añorado gol, no así las chivas que sí colocaron la pelota en la portería de los cañeros, un gol en cada tiempo, el primero de ellos cinco minutos antes de que concluyera el primer tiempo. Este hecho sin duda decepcionó a la afición cañera, pero no sintieron tanto la derrota porque aun estaban disfrutando del nuevo estadio.
Al medio tiempo, los Chinelos bailaron en el campo; mientras tanto, a las afueras, una pantalla gigante era vista por un centenar de gentes, que al medio tiempo fueron sorprendidos por juegos pirotécnicos, luces de vengala, y la iluminación de la chimenea mayor del ingenio Emiliano Zapata. La gente seguía en la espera de vender sus productos, y un OXXO itinerante les hacía competencia.
Inicio el segundo tiempo y con él, el segundo gol de las chivas. Quedando el marcador 2-0 a favor de las Chivas. Concluyó así el juego y poco a poco las gradas se fueron despejando, igual que los palcos donde políticos, jugadores, y empresarios, fueron testigos de la inauguración de una obra inconclusa, cuestionada desde su inicio, y que sin duda seguirá dando para más comentarios, en tanto el gobernador, Graco Ramírez, por fin se quitó un peso de encima ya que constantemente era cuestionado sobre la fecha de conclusión de la obra, y aunque no está al 100 ya pudo “entregarla”, así también ya pasó el trago amargo de haber sido abucheado en una escala menor de la que se había pronosticado.
32 Camionetas del Mando Único y de otros municipios, hacían la retirada por la carretera galeana-chiverías, la gran mayoría con diez o doce elementos aglutinados en las cajas, las menos solo con el conductor y un acompañante, también se le vio pasar al vehículo del equipo tapatío, y otros con la porra, autos de lujo seguidos de otros más donde las escoltas cuidaban sus espaldas.
Cerca de la una de la mañana todo lucía callado, por fin el “Coruco” volvió a latir y con ello la esperanza de una nueva historia en el fútbol que les ayude a revivir el espíritu deportivo, pero también a mejorar la economía de su municipio
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